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y, de acuerdo con la esposa, retuvo una parte del precio y puso lo restante a disposición de los apóstoles. Pedro le dijo:

— Ananías, ¿por qué has permitido que Satanás te convenciera para mentir al Espíritu Santo, guardando para ti parte del precio de la finca? Tuya era antes de venderla y, una vez vendida, tuyo era el producto de la venta. ¿Cómo se te ha ocurrido hacer una cosa semejante? No has mentido a los hombres sino a Dios.

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